miércoles, 3 de junio de 2009

Hércules

INTRODUCCIÓN DE HÉRCULES




Hércules es el nombre romano del héroe griego Heracles,héroe conocido por su fuerza y valor, así como por sus muchas y legendarias hazañas.

Era hijo del dios Zeus y de Alcmena, mujer del general tebano, Anfitrión. Se dice que mientras Anfitrión estaba en la guerra, Zeus tomó su apariencia y engañó a Alcmena; cuando a la mañana Anfitrión regresó, engendró un segundo hijo: Ificles, hermano gemelo de Heracles.


Para que el héroe fuera inmortal debía ser amamantado por Hera y por ello Hermes acercó al niño al pecho de la diosa dormida. Cuando Hera despertó, lo separó violentamente, pero la leche siguió saliendo y dejó una estela en el cielo: la Vía Láctea.

Hera, la celosa esposa de Zeus, decidida a matar al hijo de su infiel marido, envió dos grandes serpientes para que acabaran con él. El niño era aún muy pequeño, pero estranguló a las serpientes. Ya de joven mató a un león con sus propias manos; como trofeo de esta aventura, se puso la piel de su víctima como una capa y su cabeza como un yelmo.

El héroe conquistó posteriormente a una tribu que exigía a Tebas el pago de un tributo; como recompensa se le concedió la mano de la princesa tebana Megara, con quien tuvo tres hijos .

Hera, aún implacable en su odio hacia Hércules, le hizo pasar una locura durante la cual mató a su mujer y a sus hijos; horrorizado y con remordimientos por este acto, Hércules se habría suicidado, pero el oráculo de Delfos le ordenó, como expiación, que se convirtiera en sirviente de su primo Euristeo, rey de Micenas .

Euristeo le impuso el hacer diez trabajos, pero como había tenido ayuda, Hera le impuso dos trabajos más.

EL LEÓN DE NEMÉA.

Monstruo, hijo de Ortro y Equidna, nieto de Tifón, hermano de la Esfinge de Tebas.

La guarida de este león era una caverna con dos accesos invulnerable. Heracles empezó disparándole flechas sin resultado y amenazándolo con la maza, le obligó a entrar a la cueva y cerró una de las entradas. Cogiéndolo entre sus brazos, lo ahogó. Muerta la fiera, Heracles la despellejó y se revistió con su piel; la cabeza le sirvió de casco.

En el transcurso de la caza se sitúa el episodio de Molorco, un campesino que habitaba en las cercanías de Nemea y cuyo hijo había sido devorado por el león. Molorco acogió como huésped a Heracles y quiso honrarlo sacrificando el único carnero que poseía. Pero Heracles le pidío que lo guardase por treinta días; si no regresaba, podía considerarlo muerto, sacrificaría el carnero en memoria suya, si antes del plazo volvía victorioso el animal debía ser ofrecido a Zeus. Llegó el trigésimo día, y como Heracles no estaba de vuelta, Molorco pensó que había muerto y se dispuso a sacrificar el carnero como lo pidió Heracles; pero antes del sacrificio llegó Heracles revestido con la piel del león; entonces ofreció el carnero a Zeus y Heracles instituyó los juegos en honor a Zeus.

Heracles llevó el león a Micenas y Euristeo, asustado ante el valor de Heracles, le prohibió la entrada en la ciudad, ordenándole que, en lo sucesivo, dejase el botín en las puertas.

LA HIDRA DE LERNA:

Serpiente de varias cabezas ( cinco o seis hasta cien) hija de Equidna y Tifón, criada por Hera para servirle de prueba a Heracles.

El hálito de sus fauces era mortal, el que se acercase mientras el monstruo dormía, moría. Devastaba también las cosechas y los ganados del país. Para matarla Heracles recurrió a flechas encendidas, pero también se dice que le cortó las cabezas. Pero como de cada cabeza cortada surgía otra nueva, le ayudó Yolao, su sobrino, a quien Heracles pidió que incendiase el bosque vecino y con ayuda de los tizones quemara cada vez la herida, imposibilitando que la cabeza se reprodujese. Se decía que la cabeza del centro era inmortal, por eso Heracles la cortó y la enterró colocándo encima una enorme roca. En la lucha contra Heracles, Hera envió a la hidra un aliado en forma de cangrejo gigante que mordió al héroe en el talón, pero éste lo aplastó.


EL JABALÍ DE ERIMANTO:

Este trabajo consistió en traerle vivo un monstruoso jabalí que vivía en el Erimanto. Heracles forzó al animal a salir de su bañil y lo capturó y finalmente cargándoselo sobre sus espaldas regresó a Micenas. Euristeo, aterrorizado se escondió en una jarra que tenía preparada en caso de peligro.


LA CIERVA DE CERINIA:

Era un animal de gigantesca talla que asolaba las cosechas y que habitaba en Énoe. Heracles la mató y consagró su cornamenta en el templo de Artemis Enoatis.

Esta cierva, según Calímaco, era una de las cinco que Artemis había encontrado en otros tiempos paciendo en el monte Liceo; la diosa se quedó con cuatro, que enganchó a su cuádriga; la quinta, con el tiempo, sirvió como prueba a Heracles. Esta cierva era muy veloz. Heraces la persigió un año sin alcanzarla; acabó fatigándose y buscó refugio en el monte Artemisioy al querer atravesar un río, el héroe la hirió levemente con una flecha y así fue muy fácil apresarla y cargársela sobre sus hombros. Cuando atravesaba Arcadia se encontró con Artemis y Apolo que quisieron quitarle el animal, que les pertenecía, Heracles culpó a Euristeo y los dioses terminaron devolviéndole la cierva y autorizándolo a proseguir su camino.

LOS ESTABLOS DEL REY AUGIAS.

Por orden de Euristeo, Heracles hubo de encargarse de limpiar estos establos. Antes de hacerlo llegó a un trato con Augias, unos dicen, que Augias le daría parte de su reino si lo limpiaba en un día, otros dicen, que Augias le daría la décima parte de sus rebaños. Heracles consiguió realizar la proeza concentrando en el patio del establo, tras desviarlos, el curso de dos ríos, el Alfeo y el Peneo.
Augias se negó a darle el salario convenido y desterró al héroe de su reino, más tarde, éste emprendería una guerra contra el rey Augias. Según Apolodoro, Euristeo no quiso contar este trabajo entre los que le mandó a Heracles ya que éste había percibido un salario por la limpieza de los establos.


EL TORO DE CRETA


El toro, muy presente en la cultura micénica forma parte del sexto de los trabajos. El animal fue un regalo de Poseidón al rey Minos que debía sacrificarlo en su honor, pero el rey desobedeció las órdenes, por lo que el dios volvió loco a la bestia que arrasó todo cuanto tenía a su paso. Euristeo encomendó a Hércules que le trajera el toro vivo; cuando llegó a Creta solicitó ayuda al rey, pero éste se la negó, aunque le invitó a que lo hiciera él sólo. Hércules logró capturarlo y lo llevó a Grecia.


Euristeo quiso ofrecerlo a Hera, a modo de regalo, pero la diosa se negó a aceptar algo que viniera de las manos de Hércules por lo que la bestia fue liberada.



LAS YEGUAS DE DIOMEDES

En esta ocasión Euristeo le encomienda la misión de traerle las yeguas del rey Diomedes de Tracia, famosas por su crueldad pues las yeguas eran alimentadas con carne humana. Para ello, Hércules mató al rey y lo descuartizó para alimentar a los animales y poder saciar su hambre, de esta manera le resultó mucho más sencillo apresarlas y llevarlas a Grecia consigo.




EL CINTURON DE HIPÓLITA

La hija de Euristeo, Admete, deseaba tener el cinturón de la reina de los Amazonas, Hipólita, regalado por dios de la guerra, Ares.

Hércules se dirigió a Temiscina, el país de las Amazonas y le solicitó a la reina que se lo diera, ésta aceptó gustosamente, pero la diosa Hera, enfurecida por la facilidad, se disfrazó de Amazonas y sembró el rumor de que Hércules quería raptar a la reina, por lo que los hombres de Hércules y las amazonas iniciaron una batalla que acabó con la vida de la reina en manos de Hércules.


LOS BUEYES DE GERIONES

En esta ocasión Euristeo mandó a Heracles traerle los bueyes pertenecientes a Geriones, que pacían en la isla de Eritrea.

Hércules, después de atravesar Libia y el océano en la copa proporcionada por el dios Helios, llegó a la zona donde estaban los bueyes al cuidado de Euritión y su monstruoso perro Ortro. Para hacerse con ellos, el héroe tuvo que matar a ambos, pero otro pastor que custodiaba el rebaño del Dios Hades estaba cerca y avisó a Geriones de que Hércules había matado a su pastor y que huía con su rebaño. En vano el rey intentó darle muerte pues Hércules acabó con la vida del rey.


EL CAN CERBERO

El perro de tres cabezas que custodiaba las puertas del inframundo, se encargaba de que no entraran los seres vivos ni pudieran salir los muerto. Euristeo, encargó a Hércules que le trajera al can, sabiendo de antemano que nadie podía salir del infierno. Zeus, para esta empresa, le pidió a Hermes, conductor de las almas, que acompañara a su hijo y Hércules, por su parte, se inició perviamente en los misterios de Eleusis. En el camino se encontró con Teseo encadenado, Hércules le liberó de sus cadenas y prosiguió su camino. Cuando estuvo frente al dios Hades le solicitó al perro Cerbero, pero Hades le instó a que redujera a la bestia sin armas, así lo hizo y se lo llevó a Euristeo, quien asombrado obligó a Hércules a que se deshiciera de él.
El héroe lo devolvió a Hades.


LAS MANZANAS DE ORO DE LAS HESPÉRIDES

Cuando la diosa Hera se casó con Zeus, Gea, les regaló unas manzanas de oro, que Hera plantó en su jardín y que custodiaban las Hespérides(ninfas de la tarde) con la ayuda de un dragón.


Euristeo mandó a Hércules a que cogiera los frutos de Hera. Para ello Hércules tuvo que vagabundear por diferentes lugares del mundo haciendo uso de la copa de Helios (el Sol ) para poder localizar el jardín. En una de las incursiones liberó a Prometeo de su cautiverio y éste, como recompensa, le indicó que buscara al Titán Atlas que era quién soportaba el peso de la Tierra y el único que sabía donde estaba el jardín de las Hespérides.


Hércules llegó a la región de los Hiperbóreos, encontrándose con Atlas. Para convencerle, le dijo que él mismo sostendría el mundo, liberándole de la carga, mientras Atlas iba a buscar las manzanas. Asi fue como Atlas volvió con las manzanas en sus manos, pero le dijo que él mismo iría a dárselas a Euristeo; Hércules viendo que sería condenado a cargar con la Tierra sobre sus hombros, engañó de nuevo a Atlante, pidiéndole que sostuviera un momento el mundo mientras se colocaba una almohada en los hombros para protegerlos, Atlas cayó en la trampa y Hércules se marchó con las manzanas. Finalmente como Euristeo no sabía qué hacer con éstas, se las regaló de nuevo a la Diosa, quien las volvió a colocar en su jardín.





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